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Por Swinxy
El estado natural del Mundial de Superbike se ha deformado de cara a este 2024 a causa de la aplicación de varias fuerzas externas: Álvaro Bautista está lesionado y su moto ligeramente lastrada; Toprak Razgatlioglu ha cambiado de posición en el sistema y su ubicación previa ha sido ocupada por Jonathan Rea. En cuestión de pocos meses, prácticamente todo ha cambiado.
La pregunta es qué tipo de entropía subyace en este caos: ¿la de un vaso roto que jamás podrá reconstruirse, o la de un muelle que podrá recuperar su forma original cuando cese la aplicación de esas fuerzas? Si Bautista se acoplará a la nueva realidad de su Ducati, si Toprak luchará el título con la BMW o si Rea se hará con la Yamaha.
Si a eso se suma que Phillip Island es un maestro del disfraz, especializado en crear ilusiones ópticas que después no se trasladan al resto de la temporada, el resultado fue un fin de semana absolutamente impredecible en el que la ausencia de los tres gatos fue aprovechada por los ratones para bailar, con los ojos cerrados, al son de su propia música.
Y claro, cuando reina la anarquía, todos quieren imponer su propia ley. Sobre todo un recién llegado como Nicolò Bulega, que venía avisando de su potencial en pretemporada y aprovechó el vacío de poder para intentar asaltar el trono de su compañero, logrando un hito histórico al ganar desde la pole en su debut, algo que solo había hecho John Kocinski.
Pese a su contundente triunfo, estaba claro que no le iba a resultar fácil repetirlo en las carreras dominicales. Junto a él, en el podio, otros dos pilotos italianos presentaban sus credenciales. Segundo fue el veterano rookie Andrea Iannone, ansioso por reivindicarse por una sanción que desde fuera se antojó desmesurada y que, para él, defensor de su inocencia, totalmente injusta.
Tercero, Andrea Locatelli, que viene de cambiar a Toprak por Rea como compañero y que tuvo que ver a Bulega logrando en su debut esa primera victoria que tanto se le resiste y que llegó a oler el domingo cuando cayó en la última vuelta. Pero no era su momento: ‘Bulegas’ y ‘Maniac’ acaban de llegar y tendrán tiempo de ser protagonistas. ‘Loka’ es joven y su día llegará.
Era la hora del británico Alex Lowes, que el sábado se quedó a las puertas del podio. Tras años a la sombra, tocaba demostrar que es el indicado para liderar a Kawasaki; que había hecho suyo ese mantra que reza que, cuando lo pierdes ‘todo’, es buen momento para empezar de cero: sin Rea ni Monster, la Ninja volvió al verde.
Estaba su circuito fetiche, con su hermano Sam en pista trece años después y un grip superlativo. Con todos los astros proyectaban su luz sobre él, brilló como nunca con dos victorias, que sublimó con un destello cegador en forma de adelantamiento por fuera al número 1 en Lukey Heights en la última vuelta de un fin de semana inolvidable.