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Foto portada : Max Verstappen con el nuevo juguete
La gente de Dutch Drone Gods presenta el primer y único dron que es capaz de seguir a un Fórmula 1 y a una MotoGP durante una vuelta completa. Su nombre es Red Bull Drone1, y es el resultado de ocho meses de intenso trabajo por parte de estos especialistas holandeses en drones en colaboración con el departamento de Red Bull Advanced Technologies, dando como resultado un pequeño artefacto volador que promete revolucionar las grabaciones y retransmisiones de los vehículos más rápidos del mundo.
Hasta ahora, todos los esfuerzos realizados por las televisiones y por los promotores de ambos campeonatos han ido destinados a mejorar la calidad y posibilidades de las cámaras que portan los propios vehículos y pilotos; en MotoGP, los técnicos de Dorna dieron un paso más en 2022 y estrenaron las primeras cámaras instaladas en el mono de los pilotos, ofreciendo imágenes únicas que nos trasladan al manillar de las motos del campeonato del mundo.
Sin embargo, desde el exterior, las imágenes que le llegan al espectador están tomadas o bien desde las cámaras repartidas por el circuito o desde el helicóptero que sobrevuela la pista; ahora, sin embargo, el nuevo Red Bull Drone1 aporta un concepto nuevo que parece traído directamente del mundo de los videojuegos: su capacidad para seguir a cualquier vehículo a escasos metros de distancia promete tomas impensables hasta hace solo unos años, aunque el proyecto todavía está en su fase inicial y todavía habrá que esperar para su llegada a los circuitos.
Dutch Drone Gods recibió un encargo por parte de Red Bull a principios de 2023; el gigante de la bebida energética les pidió algo inexistente: crear un dron FPV capaz de romper con todos los límites establecidos en términos de velocidad y manejabilidad, un aparato capaz de alcanzar los 350 km/h con una aceleración dos veces superior a la de un Fórmula 1 de 900 cv de potencia.
Después de numerosos intentos fallidos y de elaborar diversas versiones, los chicos de DDG por fin consiguieron el esperado dron; sus formas rompen con los esquemas habituales de estos aparatos, adoptando una figura más propia de un cohete espacial con cuatro hélices en la parte inferior y una cámara con estabilizador y calidad 4K en la punta del dron.
El primer test lo realizaron en Silverstone junto al piloto de pruebas de Red Bull Racing, Liam Lawson. El estreno fue un éxito a medias; el dron superó los 310 km/h en la recta Wellington y en la recta Hanger, y aunque obtuvo algunas tomas espectaculares del coche, presentó algunos fallos de diseño que afectaban a su manejo y control, especialmente cuando iba a rebufo del coche.
Fue en ese momento cuando Red Bull Advanced Technologies llegó para echarle una mano a la gente de Dutch Drone Gods; crearon una nueva cubierta de fibra de vidrio, mejoraron su estructura interna, desarrollaron nuevos brazos de fibra de carbono para los motores y le quitaron un 10% de peso al aparato. Además, el dron fue pintado usando la misma tecnología de color de los Fórmula 1.
Casi un año después del inicio del proyecto, llego la gran prueba de fuego. En este caso, Max Verstappen haría de liebre para el Red Bull Drone1 pilotado por su compatriota Ralph Hogenbirk, de nuevo en Silverstone y esta vez con el flamante RB20 de Red Bull. Las condiciones de lluvia y viento no se lo pusieron nada fácil a ninguna de las dos partes, pero el test acabó siendo todo un éxito y el propio Verstappen acabó impresionado por este pequeño aparado capaz de alcanzar los 300 km/h desde parado en solo cuatro segundos.